domingo, 12 de octubre de 2014

UN EXCEPCIONAL ENCIERRO DE LA QUINTA FACILITA EN LUCENA UNA TRIPLE SALIDA A HOMBROS














Ficha del Festejo
Ganado: seis erales de La Quinta, bien presentados y de excelente juego, destacando el lidiado en cuarto lugar, de nombre Furioso y herrado con el número 94 que fue premiado con una vuelta al ruedo, siendo aplaudidos en el arrastre segundo y quinto.
Jesús Álvarez: bajonazo (una oreja); y estocada (dos orejas).
Javier Moreno ‘Lagartijo’: estocada caída y tendida y ocho descabellos (silencio tras un aviso); y media estocada contraria y tendida, un pinchazo y una estocada (dos orejas).
Lázaro Escalona: un pinchazo, estocada y un descabello (dos orejas); y estocada tendida (una oreja).
Plaza: Los Donceles (Lucena). Un cuarto de entrada en tarde de nubes y claros, con un leve chubasco durante los últimos compases de la lidia del primero de la tarde.

Gran novillada, en cuanto a ganado, la que se ha lidiado hoy en Lucena en el festejo con el que, por el momento, se cierra la temporada en Córdoba, toda vez que en Belmez se está intentando organizar un festival que, a su vez, serviría para conmemorar el centenario de su plaza de toros.
Los de La Quinta dieron un excepcional juego y el ganadero, Álvaro Martínez Conradi, que presenció el festejo desde el tendido junto a varios amigos y el matador de toros y apoderado Eduardo Dávila Miura, seguro que salió satisfecho del comportamiento de unos animales a los que cuando se les hizo bien las cosas, fueron todo bondad y nobleza, con largas embestidas y una gran fijeza en los engaños. Con semejante material, con poco que los acartelados tiraron de oficio, surgieron pasajes ciertamente estimables, como en el caso de Javier Moreno, que firmó en su primero varias tandas de naturales de mucho empaque y torería, en una largísima faena que comenzó con muchas dudas pero que fue creciendo y mejorando notablemente a medida que Lagartijo dio el sitio que su oponente le pedía, prácticamente de salida. Una pena el sainete con la espada cuando ya acariciaba un sonoro triunfo, enmendando la papeleta en el segundo de su lote, en el que pese a estar menos rotundo que en su primero, también ofreció una buena actuación, con más altibajos, eso sí, pero con un final igualmente rotundo, en esta ocasión con varias tandas con la derecha y varios pases de pecho, de cartel.
Bien Javier Moreno, al que se le ha visto en Lucena con mucho oficio, que es precisamente lo que, pese a su experiencia, se echó en falta a Jesús Álvarez en el que abría plaza, tanto que por momentos el novillo estuvo muy por encima del novillero en una faena de muleta que, en el argot, se definiría como de menos a más. Pese al bajonazo con el que finiquitó a su primero, y tras recibir como premio una más que generosa oreja, Álvarez mejoró de manera notable en el segundo de su lote, un bravo y encastado ejemplar de La Quinta, que no se cansó de embestir arrastrando el hocico por el albero, mientras seguía los engaños una y otra vez. En esta ocasión, el alumno de la Escuela Taurina de Écija sí que tiró del oficio y estructuró una faena compacta en la que destacaron, junto al trasteo genuflexo, varias tandas con la derecha, queda dicho, siempre gracias al gran eral que le tocó en suerte.
Completaba el cartel Lázaro Escalona, alumno de la Escuela Taurina de Lucena, que en su primero no pasó del aprobado, tras una labor muleteril a la que le faltó transmisión y en la que destacaron las ajustadas manoletinas finales y la original manera con la que entró a matar, sustituyendo la muleta por un sombrero. En el que cerraba plaza, otro gran novillo de La Quinta, Escalona repitió planteamientos, aunque en esta ocasión con una mejor colocación y algo más de soltura, pero igualmente sin la ligazón necesaria para que la faena levantara el vuelo y rompiera de manera definitiva.

Al final y tras las ocho orejas cortadas, los tres novilleros abandonaban a hombros la plaza por la Puerta de Córdoba mientras un aficionado cabal, de los que ya quedan pocos, se extrañaba de la ausencia del mayoral, ya que visto lo visto, los erales de La Quinta fueron los protagonistas indiscutibles de ese siempre soñado triunfo.

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