lunes, 4 de septiembre de 2017

TRIPLE SALIDA A HOMBROS CON EL PALCO PRESIDENCIAL COMO PROTAGONISTA


















FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: toros de Lagunajanda, de aceptable presentación aunque muy justos de fuerzas.
Juan José Padilla: estocada caída (oreja con fuerte petición de la segunda y dos vuelas al ruedo); estocada (dos orejas).
David Fandila "El Fandi”: media estocada (oreja); pinchazo hondo y descabello (oreja).
Manuel Escribano: estocada caída (oreja con fuerte petición de la segunda); pinchazo hondo y descabello (oreja).
Plaza: Las Canteras (Priego). Casi tres cuartos de entrada en tarde de calor.


La celebración del 125 aniversario del coso de Las Canteras, en lo que a festejos taurinos se refiere, se ha reducido a los celebrados durante el pasado fin de semana con motivo de la Feria Real de Priego. A saber, un espectáculo de recortadores, el sábado, y la tradicional corrida de toros del 3 de septiembre.Día de fiesta que podía haber acabado en altercado público debido a la actitud del palco presidencial negando los trofeos mayoritariamente solicitados por un público que, todo hay que indicarlo, fue excesivamente benévolo con la actuación de los tres diestros, perjudicados en unos casos por la presidenta del festejo y en otros, ante la sorpresa del respetable, excesivamente premiados en compensación al ninguneo inicial.
Al margen del numerito del palco, en lo puramente artístico, la escasa fuerza de los ejemplares de Lagunajanda condicionaron el desarrollo de un festejo en el que destacaron los tercios de banderillas y particularmente la actuación de Manuel Escribano con la muleta al primero de su lote. Previamente, el maestro de Genera había protagonizado uno de los sustos de la tarde, al ser aparatosamente volteado mientras banderilleaba al segundo toro, tras ceder Fandi los garapullos a sus compañeros, como ocurrió hasta en cuatro ocasiones a lo largo de la tarde. Afortunadamente todo quedó en unas cuantas magulladuras y la chaquetilla completamente destrozada.
Ya repuesto, Escribano recibía al primero de su lote con verónicas de rodillas, protagonizando dos buenos pares de banderillas, el segundo en un espectacular quiebro, para con la muleta tocar literalmente el cielo con tres tandas de naturales de muchos quilates. La faena ya había comenzado con un pase cambiado por la espalda y una buena tanda de derechazos, que fueron el preámbulo al cambio de mano y con él, al pasaje más destacable de la tarde, aprovechando las escasas fuerzas del Lagunajanda y especialmente un pitón izquierdo por el que se sucedieron tandas de largo viaje y mucho empaque. Ajustados estatuarios para finalizar y una estocada, ligeramente caída, que poblaron los tendidos de pañuelos, desentendiéndose la presidencia de lo que por abrumadora mayoría se solicitaba desde el tendido.
En su segundo, Escribano mantuvo el tono, con otro interesante tercio de banderillas, aunque en esta ocasión y ante las pocas fuerzas del que cerraba plaza, con una faena de muleta que no llegó a romper en ningún momento, por lo que tuvo que recurrir a las cercanías y a los desplantes para arrancar la oreja que le valía para acompañar a sus compañeros de cartel en su salida a hombros.
Y es que, pese a la racanería inicial, después de la sonora bronca que se produjo tras negar a Escribano la segunda oreja, el pañuelo asomó en demasía por la barandilla del palco, para sorpresa de propios y extraños. Entre ellos un Juan José Padilla que, en su línea, fue todo voluntad ante sus dos ejemplares; más ortodoxo en el primero, en el que hasta llegó ha encararse con el palco tras negarle la presidencia la segunda oreja, y recurriendo en el segundo a circulares, desplantes y demás artillería que, por arte de magia, se tradujeron en dos orejas que nadie pidió. Doctores tiene la iglesia...
Completaba la terna David Fandila El Fandi, que lejos de anteriores comparecencias en Priego, estuvo un tanto gris, debido en parte a la lesión que arrastra y que le hizo retirarse a la enfermería de la plaza durante la lidia del tercer toro e invitar nuevamente a banderillear en el segundo de su lote a sus compañeros de cartel, algo inaudito en el granadino. Si a ello unimos las complicaciones que evidenció el primero de su lote, la falta de fuerzas del que hacía quinto, y un último tercio en el que no mostró su habitual fiabilidad, el Fandi de ayer distaba mucho del de otras ocasiones. Aún así, en este caso un palco más benévolo, para no estropear la foto final, concedió al granadino un trofeo en cada toro, y todos tan contentos.

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